lunes, noviembre 30, 2009

Guilty as Charged



Querido Diario:

Sobra decir que a la luz de los últimos eventos, la culpa se ha instalado y ha anidado en el centro mismo de mi ser cual paloma; sin vacilar y san basilio ha declarado su territorio todo el contenedor de mi escencia álmica para nunca más retirarse.  O por lo menos, no sin presentar batalla.

Mi querible metalúrgico, ignaro del profundo significado oculto en las palabras proferidas por mis labiales al llegar al momento cólumne del placer carnal, quedóse a pasar el resto de la velada y volóme un beso al momento de la partida con la firme promesa de reencontrarnos al próximo día.  Su curva sonrisa tan llena de dientes tabacaleros, me hicieron pensar en la enorme bendición que representa la ignotez.

Sin dar tregua, apenas al cerrar la puerta arrojéme al piso de loza, incapaz de manifestar movimiento, de proferir sonido, de encontrarle el ovillo a la punta y la vaca al novillo.  Me inquirí para mis adentros mas adentrales el por qué el oscuro pasado se cierne sobre aquellos lábiles y débiles destellos de posible felicidad? ¿Por que tu filoso nombre se empeña en tajear mi ya lascerada alma cual feta de picado grueso? ¿Por que el pollo cruzó la carretera?

Sambuyida en las inquiriencias mismas de todas aquellas preguntas que representan un misterio cósmico que tal vez nunca pueda ser re-solvido, presioné el espíd daial para una consulta urgente con Rettorta.

Necesito subir la dosis de Roviralta.
Necesito combinarlo con terapias alternativas, flores de Bach y flores de orongas.
Necesito un exorcismo, preferentemente perpetrado por algún pastor allegado a Heidi.
Necesito una flor, una flor una flor. Que me haga sentir que estoy viva y respiro, que no ha muerto el amor el amor el amor...


Necesito un tacho grande para quemar todos los LP's de Pimpinela.

lunes, noviembre 23, 2009

Say my name, say my name...

Querido Diario:

Luego de nuestra etérea y etílica cita de sábado, hallábamosnos ambos dos en el umbral de mi modesta vivienda.  Los nignos habían sido prudentemente enviados a dormitar en la casa de la tía Nannette (quien los esperaba con una deliciosa merienda de salchichas en masa fila-su deliciosa y única especialidad) y previo a nuestra salida, habia dejado encendido un sahumerio de pachuli y quemando en el hornito de escencias unas gotas de cologna "Pibe's" cosa de darle un poco de masculinidad al ambiente.

Juanca, sonrisa ladeada mostrando casi la totalidad de sus piezas dentales izquierdas, tomóme dentre sus fornidos brazos de metalúrgico argento y posó sus labios lobre los míos.  Sentí en el pecho el galopar de caballos salvajes, el tictaquear una bomba tucumana a punto de explotar, el traqueteo de un tren que láuquen... cerré los ojos y, extasiada, me entregué a la pasíon de sábado.

Casi a ciegas nos adentramos en mi morada.  Subimos a gatas las escaleras del zaguán y abrimos la puerta con el sólo peso de nuestros cuerpos ensigosimismados en el hecho amoroso mismo.  El jól nos recibía con el aroma denso del pachuli y la medialuz de la medianoche. 

-Trancame la cancel que se me dentra el perro- fue lo único que alcancé a decir al notar la puerta entreabierta y al canino ávido de atestiguar la acción dendeadentro de la casa.  De una patada trapera, Juan Carlos trabó el portón e ignota del tiempo y el espacio, la próxima vez que abrí los oculares encontrábamonos siendo una sola masa cárnica, donde el comienzo del uno y la final del otro eran ininteligibles.

No hubo lugar que Juancarlos no explorara con sus rugosas manos.  No existieron recovecos que no besara con sus carnosos labios.  No hubo palabra que fuera ahogada de su poética boca y su lengua, hecha un látigo.  Y allí, en el momento cólumne del amor, en el altar mismo de la pasión concretada, en la cúspide de Avda Sta Fe, esputuló:

-Viva Perón carajooooooo!!!

Y yo, posesa por el frenesí de un éxtasis tan inabarcable, exorcisé fuerte y claro:

-Tramontame Tramontinaaaaaaa!!!


Horror.
Espanto.
Soy la reina del auto boicot.


miércoles, noviembre 11, 2009

Azucar y al sobre



Querido Diario:

A pesar de mi mediana edad y mi vasta ex-periencia, no dejo de sorprenderme ante la enorme sabiduría que nos pueden enseñar las pequeñas cosas.

Presa aún de mi idilio peronista, recibí a las 16 horas de nuestra despedida primeriza el llamado de Juan Carlos, deseándome un buen día e ivitándome a tomar unos capos chinos a la media sombra de la media tarde.  Obviamente acepté, no sin cambiarle el horario y el bebible, ya que es consejo de Madre no darle al hombre la rienda de la situación, pero hacerlo sentir que está tomando todas las decisiones, proponiendo nosotras sutiles cambios.

Extasiada ante la perspectiva de un nuevo encuentro, me sangullí a la búsqueda de un áutfit adecuado para una secunda cita.  Algo clásico y moderno. Tras largas horas de ensigomismamiento, me decidí por una falda de 1/2 kilo -desgrasada- y blusón son sutiles transparencias y me senté a esperar, como quien pide medio kilo en Al-fredo.

Siendo las 17.33 en punto el tilinguear de la puerta de calle despertóme de mis polucionadas ensoñaciones diurnas.  Alisé mis cabellos, miré hacia el infinito y más alla, y arrobada de ilusiones abrí el portón.

Enorme fue mi sorpresa cuando en vez de mi amado hallábanse ante mi cuatro muchachones de overól y mantecól.  Evadamtemente mi gesto des-concierto era una respuesta esperada por ellos, que sin demostrar shock alguno se dispusieron a cantarme la Novena Serenata de Lanata, en sol sostenido.  Mis ósculos enllenáronse de salinas lágrimas al tiempo que endetrás del palo borracho, la figura de un sonriente Juan Carlos se acercaba hacia mi figura.

Abracélo y raudamente partimos con destino incierto, por lo menos para mí.  Juanca manejó brevemente su Ford Sierra bermellón, al tiempo que en silencio escuchábamos los hits románticos de Adrián y los Dados Negros. 

Fue una tarde de ensueño.  Caminamos tomados de las manos por Santos Lugares, lambimos helados de tiramelasú y hasta nos jugamos un picadito con los pibes del potrero.  Antes de llegar a casa, nos tomamos un cafecito y cual designio divino, cual mensaje sabático en disco de Shusha, cual resultado del test de la "Cosmogólica" de enero, aquél ignorado sobrecito de azúcar previamente vertido en nuestras infusiones rezaba la siguiente gran verdad: "La vaca siempre se convierte en churrasco; el chancho en jamón; el caballo siempre se convierte en mortadela y el conejo en Playboy".

Es por ello que me sorprendo en la verdad encerrada en las pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de Rosas, unitarios y federales.  Estamos frente a mi puerta y me pregunto si finalmente tendré el coraje de abrir la puerta y dejar que entren a jugar...

domingo, noviembre 01, 2009

Hombre de hierro

Querido Diario:

Tengo ganas de echarme sobre el camastro y escribir mi nombre enlazado con el suyo hoja tras hoja y bordearlo con corazones y ramas de laura oliva.  Quiero enfrascarme en charlas interminables al teléfono, enroscando mi índice en el enrulado cable, al tiempo que me ruborizo Ante sus Garmazes frases.  Siento que escuchar canciones del Paz Martinez no sería descabellado, y hasta incluso constituiría una buena banda sonora para los múltiples y diversos escenarios de mis fantasías diurnas.  Me siento una adolescente. Infatuated.

Debo reconocer que en un principìo el temor se hizo carne en mi trémulo ser.  Conociendo la tendencia de Madre de dejarse enamorar por hombres de bandezas enarbolar y armas tomar, la inminente llegada del candidato por ella elegido suscitó en mi esa sensación bien conocida de desasosiego a la cual le había perdido la costumbre dadas mis ultimas semanas de paz interior.

Aún así, quiebro una lanza x Madre, cuya estrategia de avisarme a ultimo momento no dejó en mi tiempo para elucubraciones ni miedos ni dúvidas.  Apenas si pude depilarme el bozo y el cavado con la Blackandecker y cubrirme con lo primero que llamó mi atención del vestidor.  Al tiempo que manotiaba el necesér en búsqueda de algun adminículo ravocador de facial, el tilingueo de la puerta de calle me hizo parar en seco.  A tontas y a locas acomodé mi cabellera, inundé mis labios de glitter en cantidades industriales y cerrando los ojos e inspirando hondamente posé mi apendice manual derecho sobre Laport.

El aroma a Ol Spáis inundó mi ser y lo cacheteó hasta dejarlo aturdido.  Juan Carlos hallábase de espaldas, su oscuro cabello al ras y las manos en los bolsillos de los Angelo Paolo.  Al escuchar el quejido de la puerta, giró en reversa y puso primera. Los cálidos ojos, la sonrisa amplia y sin carencias de piezas dentales visibles, la poblada cejumbre y el tronco cubierto por una remera ostentando la cara del Pocho.. sobra decir que sin mediar palabra yo ya me encontraba dispuesta para la sublevación de mi ser todo, para la toma y el levantamiento, para que haga de mi una montonera mas al grito de "Peron Perón que grande sos...!!"

-Eva- comenzó a decirme.  Su sonrisa ladeada por una cicatriz recien advertida por mí probablemente orgulloso botín de alguna truifulca sindicalista - Eva como la abanderada de los humildes.  Presiento buenas cosas...

Yo también presentía.  Y sentía.  Fuimos a comer comida Somalí a un reducto muy chich de Palermo Gólico.  Los platos eran bastante escasos pero su afrenta y rebeldía ante el pedido pizzero de mi madre y su total carencia de miedo ante la posibilidad de una batalla de gases lacrimógenos posterior terminaron de enamorarme.  Como si algo faltara.

Hablamos largamente y nos dimos cuenta de nuestras coincidencias; ambos de capricornio, ambos vege-ovo-lactarianos; ambos miembros del culb de fans de Carozo y Narizota.  Perfección pura. Cuando me quise dar cuenta, hallábame nuevamente en el umbral de mi casa, su mano en mi mejilla, kissing me goodnight.  Y lo vi alejarse con la promesa de un llamado en breves horas. 

Juan Carlos.. tu nombre me sabe a hierba "Cooperativa Patria y Trabajo". Echo chispas metalúrgicas.  Por mis venas corre estaño líquido.  Shamáme.