Monte Kill y Manggiamo, 85 de busto de 2014
Querido Diario,
Como quien intuye que este domingo a las 14.47 seguramente encontrará "Muchacho" de Sandro en Volver, mi querida amiga, confidente y terapeuta la Lic. Rettorta ha presentido en el aire mi necesidad de su sapiencia piscológica y ha retomado el contacto.
Esta mañana plomiza de pre otoño me desayuné con un afectuoso iméil de la antesdicha donde inquería con preocupación datos de mi paradero emocional actual. No cupe en mi felicidad al saber que alguien en el mundo piensa en mí y me dispuse a explicarle con lujo de talles los acontecimientos próximos pasados, along con una salutación por fin de año, reyes, pascuas y pessaj (pessáj, que está abierto).
Evidentemente su temor ante una posible recaída de quien suscribe a las garras de la depresión y la compra compulsiva x teléfono, casi inmediatamente recibí su llamado al fijo de Goye. Puédono explicar el alivio de escuchar esa voz amiga que esputula un esporádico "Ajam" entre monologo y monólogo de mi persona. Una vez finalizado el angustioso relato, Rettorta sugirió que continuáramos con la terapia aunque sea via mail y aconsejó reincidir en la toma diaria de mi bálsamo de tranquilidad, el Roviralta 1000 mg.
Paralelogramo a esta situación, Goye preocupada por mi situación sugirió visitáremos a quien ella consideraba un ser de luz, cuya amplia espiritualidad y mística habíala curado del pie de atleta, la rodilla de ciclista y la mano de dios es 43 sesiones. Depositando mi confianza en su sabiduría y depositando los 150 pesitos de valor de la consulta, apropincuamos nuestros huesos hacia la morada de Don Amilcar. Ye ne sé pá pur cuá esperaba un viejecito acovachado, recorrido su rostro por las arrugas del tiempo, la sabiduría y años bajo el cruento sol venariego de Chapá a Madál. Tamaña fue mi sorpresa cuando un morocho de treintaitantos entornó la puerta de entrada al grito de "Que hacé Goye? Dentrá que testaba esperando vieja!!"
Imbuímos nuestro ser por el oscuro pasillo de la casa chorizo hasta llegar a una habitación cuyo único mobiliario eran un camastro king don y un velador enchfado al tomacorriente cercano. Ignota del procedimiento, quedéme parada quieta e impótume en medio de la habitación al tiempo que Amilcar se apropincuaba hacia mi persona. Con los ojos entornados y la mano en el mentón como quien piensa y delibera, acercó sus manos hacia mi ser y posólas sobre mis pechos argentinos.
Turbada dirigí mi visual a Goye, quien fumando un puro de Havanna asintió levemente con la cabeza para que tomara confianza.
-Quedate tranquila pebeta que yo tu voy a chupar todas las malas energías.
Siguiendo el consejo del ché,man y confiando en el criterio de mi abuela política, cerré los ojos y me dejé llevar. No fue tan breve como esperaba el tacto que determinaría mi estado espiritual, pero una vez que desposó sus manos de mis partes pudientes esputulo:
-Nena tas al horno. Tomate esta y vas a ver que bien la vas a pasar. Mandate un fondo blanco pendeja y despue hablamo.
Acercó a mi boca un pequeño frasco y casi sin aviso el tranlúcido líquido se deslizaba por mi tráquea.