Indian Solari

Península de Yu-Gi-Oh!, 12 de Marge de 2027. 21.57 hs. Penumbras, by Sandro.



Querido Diario:


La vida se empeña en sorprenderme cual púber que ve salir sus primeros vellos. Yo, Evadam, he descubierto que mi capacidad de asombro nao tem fin, como banana nao tem caroÇo mais sim Narizotam.


Fue justamente el domingo próximo pasado, cuando en situación de regreso del Oculista (quien, by the way, nos informó que la petite Raquel está posesa por la miopía y debe usar lentes multifocales y realizarse el exorcismo correspondiente) Tramontina sugirió, así como quien sugiere que te pongas otro pulóver porque hace frío, que nos debíamos una cita romántica y me llevaría a cenar dicha noche. Chan!


He comentado ya acerca del recurrimiento de Tramonta a clichés romanticones de pelicula yanki que va directo al video in order to reconquistar mi afecto, por lo que debo reconocer que tal invitación no me sorprendió. Llegado el momento subimos a un ieloucab y Tramontina dirigióse al conductor, quien casualmente era un exiliado de la Guyana Francesa que había compartido Pelotón con Tramonta allá x el año 62', cuando estalló la Guerra de los siete Petes y el verano (Todo según Crónica Tv).


Conociendo a mi actual concubino, me supuse que la salida sería a algún grasiento parripoyo de Constitución o aledaños (mas luego me di cuenta de la imposibilitud de la comilona carnívora, dada la carencia de mi querido Tramonta de apéndices dentales). Enorme fue mi sorpresa cuando descendimos del taxibus frente a un coqueto restaurante hindú. El aroma a curry, las suntuosas sedas, los pesados terciopelos... mis ojos no daban crédito a semejante despliegue.

Allí, sentados frente a frente la magia se deshizo de la culpa. Confieso que al mirar a Tramontina a sus penetrantes ojos atiborrados de ternura y al pensar en la voluntad que estaba poniendo para la reconquista y av de mayo, lo olvidé todo. Ya no había ni Lumilas, ni Menudos, ni Caniches, ni Cannigias, ni nadie que nos separara. Éramos EL y YO... hasta que comenzó a sonar el órgano de AQUÉL.


Javíbi Choprah (cantante estrella de la fonda hinduísta) irnotizaba y erotizaba con sus cantos. Bastó el primer acorde para enllevarme hasta su mágica alfombra cual Alí Mohammed. Sobra decir que todo el resto de la conversación tramontinesta fue desoyida por mi, dado que ya me encontraba imbuída y atrapada en las cetrinas redes del cantautor de las Indias non colonizadas.
Adjunto hoy una de las fotos que le saqué a su chow, y el dvd que compré a la salida del establecimiento. Si conocen la lengua de Shakespeare, sabrán disfrutarlo.